El año pasado, varias empresas completaremos la construcción de 173.892 vidas y registraremos un aumento del 10,1% en el indicador de «obras culminadas» del Dane frente al 2021. Una buena noticia, si tenemos en cuenta que en lo corrido del 2023 la desaceleración a sido el detonante de lo que varios analistas califican como una crisis.
A pesar del escenario complicado con el que comenzó el 2023, de esas casi 174.000 unidades reportadas por la entidad estadística, 100,575 viviendas de interés social (VIS) mostrarán un buen empeño con un aumento de 18.5 por ciento. Las de rangos medio y alto (No VIS) también, aunque en menor proporción: 0,4 por ciento.
Recuerdo que al finalizar el 2022 varias personas vinculadas a la industria edificadora calificaron esto como un gran logro, en medio de las previsiones a la baja. Y sí, no hay duda de que lo fue. Hoy, los pronósticos de una situación difícil para variables que analizó en otros casos como la inflación, el aumento en el número de intereses, los costos de insumos alza y la incertidumbre confirman que la industria transitaba por una ruta difícil que golpea muchos indicadores, entre ellos el empleo.
Trabajos en riesgo en la construcción
De hecho, el sector constructor, que está compuesto por obras civiles y edificaciones, sumó en febrero pasado más de 1,5 millones de ocupados. Sin embargo, de un total de 13 ramas de actividades que analiza el Dane, quedó entre la cinco que reportaron más personas sin trabajo: 27,000, muchas de ellas, seguramente, mano de obra de esos proyectos con los cuales los empresarios alcanzaron a pasar el año, en medio de las eventualidades, pero que en el 2023 no tuvo cabida por la desaceleración y el freno a nuevas obras.
La consultora multinacional Jones Lang LaSalle (JLL), que se ha caracterizado por sus investigaciones en el mercado corporativo y otros usos, se convierte en un nuevo estudio sobrio para el segmento residente que, efectivamente, «la desaceleración en la construcción de oferta nueva y la caída en los permisos de obra profundizarán la escasez de viviendas en muchos países este año”.
La buena noticia, agrega, es que «algunos se adaptarán más rápido y surgirán como ganadores relativos». Esta es la esperanza de que pueda reproducir analistas locales como demostración de su optimismo, partiendo de una premisa global trazada por alganas variables macroeconómicas similares.
Sin embargo, la situación de Colombia es particular y ya saldos en rojo que se repiten, entre ellos, the date of «obras paralizadas» del Dane, que para el cuarto trimestre del 2022 aumentó en 148.175 metros cuadrados frente al mismo periodo del 2021, alcanzando un total de 11.740.500 metros cuadrados, 7.985.974 correspondientes en vivienda. Cierto, el reto es grande y el objetivo mayor, porque hay que pasar el año, como en el 2022, en medio de las eventualidades…
GABRIEL E. FLÓREZ G.
Especial para EL TIEMPO
@GabrielFlorezG