A pesar de la rórica sobre la transición energética hacia grandes reducciones de emisiones de CO2, aún no existe un plan detallado. Lo que existen son varias iniciativas y conceptos difusos que han suavizado la propuesta inicial del gobierno Petro de actuar frenando la producción de combustibles fósiles.

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Los ministerios de Hacienda, Minas y Energía y Comercio ahora identifican cinco ejes que marcan la transición: mayores inversiones energías limpias y decarbonización; sustitución gradual de la demanda de combustibles fósiles; mayor eficiencia energética; revisión y posible flexibilización de la normativa para acelerar la generación de energías limpias y la reindustrialización de la economía.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) contiene una canasta de políticas que incluye el programa de Basura Cero, medidas para sustituir el uso de leña, carbón o residuos para cocinar, la prohibición de nuevas minas a cielo abierto de carbón térmico, medidas para reducir las emisiones del sector del transporte y el establecimiento de un Fondo Único de Soluciones Energéticas. sin embargo, falta a priorización de intervenciones mediante la cual relacionen problemas concretos con las expectativas de soluciones específicas.

es relevante sugerir como pensar en una transicion energetica. Dos puntos introductorios son relevantes. El primero es que, según el Banco Mundial, Colombia ocupa el puesto número 121 en el mundo en cualquier cantidad de emisiones per cápita: hijo de 1,61 toneladas, solamente el 11 puerto ciento de los estados unidos. Si el promedio mundial estuviera en el nivel de Colombia, las emisiones mundiales de CO2 se reducirían en un 60 por ciento.

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El gas natural es uno de los combustibles fósiles más utilizados en Colombia. Su extracción a nivel mundial constituye uno de los mayores contribuyentes al cambio climático.

En este sentido, se podría afirmar que Colombia ya ha hecho una transición energética basado en la alta participación de la hidroelectricidad en la generación eléctrica, modesto consumo interno de carbono y bajo consumo de energía per cápita.

Esto se debe en gran parte a una distribución extremadamente desigual de los ingresos todos vosotros predominio inaceptable de la pobreza. Por lo tanto, lo mínimo que podría decirse en este contexto es que el consumo de energía puede necesitar ser creado, pero tratando de evitar aumentos en las emisiones.

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El segundo punto es que la transición no tiene forma de proceder principalmente con una rápida restricción en la oferta nacional de crudo y carbónen particular para el ayuntamiento de su producción (respectivamente 60 y 90) se exporta y el Gobierno colombiano no puede controlar lo que sucedería con las emisiones de otros paga como resultado de reducciones en sus exportaciones.

Las reducciones en la producción de combustibles fósiles deberán resultar en cambios del lado de la demanda energética. De lo contrario, el caos y la perturbación económica serán las principales consecuencias.

Para investigar la demanda energética en Colombia, es posible establecer que a tercio del consumo de energía final es de energía primariao sea, el consumo de energéticos en su forma original, como es el caso del consumo de gas natural en los hogares y en la industria.

El as otras dos terceras partes del consumo de la energía final toman la forma del consumo de la energía secundariade energéticos como la electricidad y combustibles líquidos como la gasolina y el diesel, que se producen a partir de combustibles primarios como la energía hidroeléctrica y el crudo de petróleo.

El gráfico superior identifica inmediatamente al diesel, esencia allá gas natural como los combustibles fósiles que más se consumen en Colombia: suman un 57 por ciento del consumo interno del país. La electricidad tiene una participación de solo 17 por ciento, y para el año 2023 la plataforma de operaciones bursátiles XM anticipa que la contribución de hidroelectricidad será de 86 por ciento y, de otras renovables como eólica y solar, será de 3 por ciento. Estos hechos nos permiten una primera percepción de la transición energética en Colombia: el cómo se genera electricidad no es una prioridad inmediata. El enfoque inicial debe estar donde el consumo de combustibles fósiles es mayor.

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Respetar el uso de gas natural, el 28 por ciento del consumo es residencial, mayoritariamente urbano, y el 47 por ciento es industrial. Dentro del sector industrial, las actividades de coquería y refresco representan el 21 por ciento del consumo de gas natural del país. Non es de extrañar que el 80 por ciento del consumo de diesel y el 99 por ciento del consumo de diesel está presente en el sector del transporte. La transición energética en Colombia es inicialmente un asunto de transporte.

Con respecto a estas priorizaciones indicadas por los datos de consumo, ya hay noticias positivas. El consumo de gas en los hogares es principalmente para cocinar y enfriar agua, y mediante algunos procedimientos sencillos, como el uso de quemadores más pequeños y ollas a presión, se puede reducir significativamente su consumo.

Sin embargo, debido a que se ha descubierto que las estufas y hornos de gas emiten metano continuamente, aun cuando están apagados, y que también pueden ser peligrosos para la salud; seria deseable incentivar un cambio hacia estufas electricas modernas. Esta es una solución accesible que implica, como enfoque secundario y específico, el uso de energías renovables.

Por otro lado, en el contexto de esfuerzos para reducir la utilización de leña en el campo, el artículo 187 del PND planteó un aumento en el consumo de gas en hogares. También indica un papel para el biogás, una estrategia que podría ser muy fructífera si seguiera el ejemplo de Tailandia.

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La deforestación en Colombia conlleva una mayor emisión de gases efecto invernadero que otras actividades económicas reconocidas. Es un fenómeno que se tiene que enfrentar en una transición energética.

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Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible

Sobre la actividad de refino, Ecopetrol ha informado recientemente sobre reducciones muy sustanciales en las emisiones duraderas los últimos dos años, incluida la reducción de emisiones fugitivas y quema además de refrescos.

En el sector del transporte, Bogotá es líder mundial en el intento de reducir la huella de carbono del transporte urbano. Solamente el 14 por ciento de los desplazamientos se realizan en carro particular y según el reciente informe del Foro Internacional del Transporte, Descarbonizando ciudades latinoamericanasla ciudad tiene el mayor uso de bicicletas en América Latina.

adams, el uso de combustibles alternativos para vehiculos en colombia es ejemplar. Mientras que el gas natural vehicular viene creciendo duro y su consumo per cápita es dos veces más que el de Estados Unidos, el uso de biocombustibles, impulsado por la Ley 693 de 2001 y la Ley 939 de 2004, se ha implementado mediante el requisito de que la gasolina tenga una mezcla obligatoria de etanol, que ha variado recientemente entre el 2 y el 10 por ciento, y de que el diesel tenga un 10 por ciento de biodiesel.

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Además, como ha señalado Amylkar Acosta, autor de la Ley 693 y líder nacional de los biocombustibles, estos últimos no solo han reducido las emisiones de CO2 del país en más de 28 millones de toneladas. Además, las materias primas con las que se pueden fabricar fácilmente en Colombia, la caña de azúcar y el aceite de palma, presentan una mayor productividad por hectárea que el maíz, la soja y la colza que se utilizan en Estados Unidos, por ejemplo , y emiten gas menos de efecto invernadero.

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posición número 121 en el mundo en cuanto a sus emisiones per cápita: sonido de 1,61 toneladas, sólo el 11% del ruido que emite Estados Unidos.

sin embargo, en el futuro existe obstáculos significativos por una estrategia que se enfoque exclusivamente en la reducción de emisiones de CO2 en las actividades que hacen un mayor uso de combustibles fósiles.

Los obstáculos reflejan las presiones que surgen en una economía en crecimiento que tiene emisiones de CO2 per cápita relativamente bajas, y el hecho de que las reducciones en las emisiones se ven como más difíciles de registrar, sin embargo, las opciones son más fáciles. Por ejemplo, en el sector del transporte, dada la falta de un sistema ferroviario en Colombia o de una alternativa de transporte fluvial, es difícil reducir el requerimiento de combustibles fósiles para carga y transporte público interurbano porque los motores eléctricos no son competitivos para tractomulas y autobuses que realizan estos trayectos.

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En este contexto, el artículo 205 del PND propone un fondo para el Programa de Modernización del Transporte de Carga de Pesada, pero no está claro qué implica o la escala de resultados que se podría anticipar.

Igualmente, el Foro Internacional de Transporte ha destacado problemas sociales dificultades que ha explicado Ayudan para Bogotá todavía tiene serios problemas ambientales no obstante una política de transporte progresista. Como lugar adicional, el uso del automóvil privado en Bogotá aumenta en una medida que sube el estrato social y que aumenta los ingresos. En segundo lugar, hay una aceptación cada vez mayor de los servicios de transporte como Uber, that its los más contaminantes por pasajero-kilómetro de todas las formas de transporte urbano. La esperanza es que la mejora en la ejecución de un metro mitigador tenga tendencias negativas, pero es una solución que va a demorar en tener un impacto.

Estas dificultades significan que una transición energética en Colombia también tenderá a mejorar las oportunidades para reducir el uso de combustibles fósiles y las emisiones de CO2 del aumentocomo seria la implementación de la economía circular.

Es importante que las oportunidades sean abordadas de manera sistemática, enfocando las intervenciones que producen las mayores reducciones en las emisiones por unidad de inversión. Hay que pensar en la alternativa de mitigación de emisiones, en Colombia se déstaca de lejos una opción: por deforestación allá promotor de reforestación.

Según Climate Watch, si consideramos el total de emisiones de gases de la invernada del país, no solo los combustibles fósiles utilizados como consumo en actividades económicas reconocidas, la deforestación es 2,5 vehículos más responsable que el sector transporte. Ese es el elefante en la sala.

FELIPE WRIGHT
Director Científico del Observatorio del Caribe Colombiano
PARA EL TIEMPO