El joven Gert-Jan Oskam apenas tenía 28 años cuando un accidente de bicicleta lo dejó completamente inmovilizado de cintura para abajo. Durante más de diez años, este neerlandés pasó por todos los tratamientos y rehabilitaciones concebibles pero, aun así, su vida siguio dependiendo de una silla de ruedas. Pero el año pasado algo cambió. Oskam se presenta como voluntario para probar un tratamiento experimental que consiste, a grandes pasos, en una serie de implantes cerebrales allá una ‘mochila’. Gracias a esta técnica, Oskam no solo ha logrado volver a ponerse de pie sino que, además, ahora «ha conseguido volver a caminar con cierta normalidad».

La increíble historia de este joven, y de su milagrosa recuperación, se presenta este mismo miércoles en un artículo de la revista científica ‘Nature’. es tratado de uno de los casos más exitosos presentados hasta la fecha de pacientes parapléjicos que recuperan (al menos en parte) la movilidad de forma gratuita tiene una interfaz que se conecta al cerebro con una computadora. «Estamos ante un hito cientifico que abre la puerta a seguir investigando tratamientos para personas que han perdido la movilidad”, explica el neurocientífico Gregorio Courtineinvestigador de la Escuela Politécnica de Lausanne (Suiza) y uno de los principales artífices de este logro.

Nunca, hasta ahora, se había logrado crear un dispositivo capaz de ‘activarse’ solo con el pensamiento del paciente

Hasta ahora, todos los tratamientos experimentales de este tipo habían logrado algún tipo de mejora siempre y cuando los electrodos estaban encendidos y tras un largo período de entrenamiento. En este caso, a cambio, los implantes se calibran en cuestión de minutos y, gracias a ellos, Oskam pudo volver a ponerse de urraca, caminar, hacer escalas e incluso atravesar terrenos complejos bronceado solo con la ayuda de unas muletas. Según explican con entusiasmo los científicos que han diseñado este tratamiento, tras más de un año de terapia con electrodosel paciente incluido se recuperó la capacidad de caminar con los electrodos apagados.

El (complejo) arte de caminar

Escuchar la importancia de este hito vale la pena, como siempre, dar un paso atrás para entender cómo ocurre una acción tan aparentemente sencilla como es caminar. Para ponernos de pie y empezar a andar, nuestro cerebro tiene que ejecutar una serie de señales complejas eso pasa por la medula espinal y que activan los reflejos necesarios para caminar. Desde ahí se inicia una complicada coreografía en la que huesos, músculos y otros sistemas del cuerpo se coordinan para, por ejemplo, sostener el peso, impulsar cada uno de los pasos y controlar el equilibrio del cuerpo. ¿Pero qué ocurre cuando una persona sufre una lesión en la médula? Que la comunicación entre las señales cerebrales y las piernas queda interrumpida y el paciente queda paralizado.

Hace décadas que científicos de todo el mundo investigan sobriamente cómo revertir este proceso. es decir, como recuperar las ‘conexiones perdidas’ entre el cerebro, la médula y las extremidades. Uno de los equipos más punteros en este ámbito es, justamente, el liderado por Courtine y Jocelyne Bloch, neurocirujana del hospital universitario de Lausanne. En 2018, este equipo anunció que convivían con pacientes muy parapléjicos que volverían a caminar gracias a una constelación de minúsculos cerebrales implantados.

En 2022, apareció el caso de tres pacientes más que volvieron a andar un día después de recibir estos electrodomésticos. Gert-Jan Oskam — el paciente que protagoniza esta noticia— formó parte de este último grupo pero, según explica, tras tres años esos usando implantes notó que no mejoraba y que su vida siguio estando atada a una silla de ruedas.

«Algo que al principio parecía ciencia ficción se ha convertido en una realidad»

Jocelyn Bloch

Fue entonces cuando el equipo de cientificos suizos le teme Probar un nuevo tratamiento basado en la creación de un «puente digital» entre el cerebro y la médula espinal. La terapia consiste, por un lado, en espalda cerebral implantada con 64 electrodos cada uno y, por el otro, en uno dispositivo homólogo implantado en la médula. Ambos dispositivos funcionan de manera coordinada gracias a un centro de control situado en una mochila para medir la actividad cerebral y estimular todos los mecanismos relacionados con el proceso de andar de forma instantánea y a voluntad del propio paciente. Nunca, hasta ahora, se había logrado crear un dispositivo capaz de ‘activarse’ solo con el pensamiento del paciente «Algo que al principio parecía ciencia ficción se ha convertido en una realidad», explica Jocelyne Bloch.

Próximos pasos en la investigación

La historia de este paciente ha sido con gran alegría recibida por parte de la comunidad científica internacional porque, más allá de este caso concreto, abre la puerta para seguir investigando cómo ayudar a tantas otras personas en esta misma situación. «Estamos ante una noticia muy espectacular que nuestras indicas como sus los caminos más prometedores para seguir investigando», subraya el doctor Joan Vidal Samsóinvestigador principal del Departamento de Neuroreparación y Terapias Avanzadas del Instituto Guttmann de Barcelona, ​​en una entrevista con EL PERIÓDICO.

«Hay que ser muy cuidadoso y no crear falsas expectativas, porque este tipo de herramientas todavía están en fase experimental»

Joan Vidal Samsó, del Instituto Guttmann de Barcelona

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Hasta ahora, las principales líneas de investigación se han centrado, por un lado, en terapias celulares (trasplante de células madre) y en la estimulación eléctrica de la médula. Según explicó Vidal, el uso de electrodos está siendo, por ahora, la técnica más prometedora para ayudar a los pacientes con problemas de movilidad. Pero antes de cantar victoria, este experto lanza dos importantes publicidad. La primera es que «hay que ser muy cuidadoso entre mostrar entusiasmo por un avance científico y no crear falsas expectativascerdo este tipo de herramientas todavía están en fase experimental«.

Y la segunda, «en los últimos años hemos visto muchos avances técnicos pero todavía necesitamos seguir invirtiendo en esta área de estudio para que algún día este tipo de terapias puedan llegar a todos los pacientes que lo necesiten».