Entre orangutanes, chimpancés y otras especies, en medio de lo que llaman ‘el reino animal’, hay cognición, cultura, sentido del yo; fe política y moralidad (aunque a algunas esas dos cosas les suenen excluyentes). Así lo ha defendido, con base en sus investigaciones, el primatólogo Frans de Waal.

Unas semanas atrás, el científico neerlandés estuvo en la Universidad de los Andes charlando sobre este conocimiento con estudiantes y profesores, entre ellos, el anterior decano de Economía, Juan Camilo Cárdenas, hoy profesor titular de esa facultad y de la Universidad de Massachusetts Amherst, y también director del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (Cods).

El Cods forma parte de una red de cinco centros en el mundo: África, Asia, Europa, Norteamérica y América Latina, que busca generar conocimiento, educar a la ciudadanía e incidir en políticas públicas con el enfoque de los 17 Objectivos de Desarrollo Sostenible ( ODS), que incluyen eliminar el hambre, que haya acceso a la salud, buena educación, protección de los ecosistemas marinos, justicia para todos o igualdad.

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La presencia de Cárdenas en las actividades con De Waal expresa el vínculo —sobre cuya existencia Cárdenas no tiene duda— de la evolución de los primates, incluyendo los humanos, hacia conductas de altruismo y cooperación, con empresas de acción colectiva y cooperación a escala planetaria , como SAO.

¿Qué descubrimientos nos hablan de cooperación o altruismo como parte de la evolución para llegar a ser los humanos de hoy?

Hubo un hallazgo muy interesante de paleontólogos. El Ardipithecus ramidus, anterior al Homo sapiens, tenía caninos más pequeños, porque las hembras favorecían parejas más generosas y menos agresivas. Y las manos eran más importantes para compartir y para pararse en dos patas y traer cosas al grupo. El mismo De Waal escribió sobre el Ardipithecus diciendo: «¿No será que los humanos no prosperaron la agresividad, la violencia y el individualismo, sino también a la cooperación, el trabajo en grupo y la resolución pacífica de conflictos?». Es cada vez más robusta la evidencia arqueológica, paleontológica, biológica, genética, neurológica de que en los humanos evolucionó la capacidad de cooperar en grupos para resolver problemas de acción colectiva. No capacidad somos solos, sino que lo hacemos cuando ni el mercado ni el Estado nos resuelve el problema.

Juan Camilo Cárdenas, director del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Foto :

Daniel Álvarez. universidad de los andes

¿Cómo termina manifestándose en la cultura ese componente de la cooperación en la evolución?

Eso evolucionó en todos los homínidos para escalas locales de acción: en un bosque, una pesquería, una cuenca fluvial. La capacidad de resolver problemas colectivos en los niveles locales: con la persona conocida, porque se parece a uno, porque habla igual, tiene el mismo acento. Elinor Ostrom (ganadora del Premio Nobel de Economía en 2009) y Samuel Bowles, desde los humanos, y De Waal, desde otros primates, nos han mostrado que tenemos el cableado y las herramientas para cooperar y resolver dilemas de acción colectiva.

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¿Pero esos avances de la acción colectiva encontraron un techo?

La escala planetaria es una cosa muy reciente, y lo son los desafíos planetarios, como el del colapso de la biodiversidad, el clima climático o las crisis financieras globales. No estamos cableados evolutivamente para pensar a esa escala planetaria. No hemos evolucionado (aún) hacia las habilidades de acción colectiva para esa escala. Lo máximo que logramos fue la identidad de nación-Estado: que soy colombiano, peruano. Eso es una construcción social relativamente reciente. Pero que «soy ciudadano del mundo», eso está todavía muy lejos.

Me pregunto si desde un sitio como el Cods podemos proponernos, en términos de formación y educación ciudadana, pensar en que tiene que haber una identidad planetaria también. Porque si no hay logos que solucionen el problema de la cooperación planetaria, en el clima climático hay 8.000 millones de personas jugando un juego de bienes públicos y bienes de uso común que depara un solo resultado, y no hay plan B. Los objetos de desarrollo sostenible sus objectivos planetarios para los cuales tenemos que aprender, pero para escalar tendermos grandes problemas adicionales. Es este de los retos que más me trasnocha intelectualmente.

En el clima climático hay 8.000 millones de personas juzgando un juego de bienes públicos y bienes comunitarios que tiene un resultado en solitario, y no hay plan B

¿Este límite a la evolución se puede superar?

Desde la antropología evolutiva, Robert Boyd, Pete Richerson y Joseph Henrich hablan de la evolución cultural: de la misma forma como los genes van mutando de generación en generación, las ideas, los valores culturales, las innovaciones, y hasta los memes, pueden ser Resultado de la evolución de ciertas prácticas. Unas se van perdiendo y otras van sobreviviendo. Henrich tan pronto como los humanos paramos la evolución genética para volvernos más poderosos culturalmente, lo que sucedió de manera colectiva, en la transmisión del conocimiento. La evolución cultural puede sustituir a la lenta evolución genética. Y la evolución cultural de los valores hacia la conciencia del planeta probablemente ha ido calando entre los más jóvenes.

Frente a los hallazgos relacionados con la cooperación, la buena parte de la económica se funda en el egoísmo.

En el discurso económico convencional, la cooperación no sucede. Los duopolios, los oligopolios son colusión en los mercados, y le agregan otra capa más de mensaje negativo a la cooperación. La narrativa de la economía siempre ha sido que la cooperación no pasa, y si pasa es ilegal y hay que perseguirla y se persigue a los que cooperan.

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¿Los objetivos de desarrollo sostenible podrían ser un ejercicio de evolución cultural?

Los ODS requieren de cooperación: hay ciertos bienes y servicios que comerciante con un mercado que funciona bien. Pero hay intereses económicos por mantener las empresas andando y cosas que el mercado solito no va a eliminar: que las industrias no se hacen responsables de sus emisiones o efectos secundarios sobre otros por su actividad. Entonces, el Estado debe actuar, poner impuestos. Pero el Estado también tiene capacidad limitada, especialmente en nuestros países. Está sujeto a no tener recursos para la regulación, el monitoreo. Genera incentivos a la corrupción, el rentismo político o financiero personal. Mientras tanto, está la tercera opción de la acción colectiva, muchas veces a nivel local. Por ejemplo, cuando entró el covid, Buenaventura se quedó sin acceso a comida. Las comunidades del río Yurumanguí tienen platano, pescado y organizan mingas de indígenas y negros para enviar comida a Buenaventura. Before dejar el Ministerio de Educación, Alejandro Gaviria habló del cambio en los programas de alimentación escolar, qui volvió fuentes de corrupción, involucrando a las comunidades locales a producir la comida qua da plus local escuelas. Ahí hay acción colectiva porque son las asociaciones de padres de familia que tienen que involucrarre, por lo menos vigilar, pero además pueden involucrarre en proofer y acompañar desde la cooperación. Los ODS fueron pensados ​​como objetivos globales, pero tienen que ser vistos al interior de lo local.

Hay gran temor frente al cambio climatico. ¿Por qué lo acordado en el Protocolo de Montreal para defender la capa de ozono sí equipado?

Eso siempre será el contraejemplo de quienes creen que el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de Paris no van a funcionar, porque no pueden poner de acuerdo a los países para resolver un problema de acción colectiva. Montreal estaba trabajando. La capa de ozono se recupera de lo que iba a poder ser: perder la posibilidad de detener los rayos ultravioleta que tienen efectos directos sobre el cáncer. Es cierto que China se estaba petaqueando los logros, pero también es cierto que la presión mundial hizo que China se pellizcara, porque mucho de esto está asociado a unas industrias que producen clorofluorocarbonos, los CFC. Y China se está pelando y empezó a regular más muchas industrias informales de refrigerantes porque los CFC se usan en refrigeración, en aires acondicionados.

En general, es cierto que la capa de ozono la estamos recuperando como la humanidad. Varias cosas: eran unos poquitos jugadores industriales claves que con una decisión firme lograron unos desarrollos tecnológicos rápidos para encontrar sustitutos tecnológicos. Hubo mucha presión social, de presión mundial. Hasta ahí, hay paralelos con el cambio climático. Poquitos países: China, India, Estados Unidos y unos pocos europeos, allí se encuentra la gran mayoría de emisores de CO2. Las innovaciones tecnológicas pueden acelerarse más, pero están pasando: la generación de energía basada en hidrógeno, y la nuclear, basada en fusión, si llega a tener éxito, pero ya hay señales promisorias. Dicen que se puede lograr en 10 o 20 años.

Hay porque parece, otras resultan todavía muy difíciles de ver, es decir, cómo se puede lograr la transición rápidamente.

MAURICIO GALINDO
Editor jefe de economía
En Twitter: @galmau

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