Le ha pasado que se inscribió a un gimnasio y al vestirse se da cuenta de que no tiene un calzado adecuado, así que va a una tienda y compra uno nuevo para ir a entrenar. Sin embargo, las compras no paran ahí, pues se da cuenta de que no tiene suficiente ropa para hacer ejercicio y después de esto se le suman más cosas como: una mochila, guantes, correas de agarre, suplementos, entre otros.
A esta forma de consumo se le conoce como efecto Diderot, el cual se obtiene al adquirir un artículo y, tras su compra, genera la necesidad de obtención de otros que vayan en la misma linea.
¿Por qué se llama efecto Diderot?
Denis Diderot fue un enciclopedista y escritor francés de prestigio del siglo XVIII, el fue el primero en describir esta espiral de gasto en un relato titulado “Lamento por mi bata vieja. Aviso a quienes tienen más gusto que fortuna”.
Ahí contaba que le habían regalado una nueva bata, la cual era buena y elegante. Sin embargo, esto hacía que sus otras pertenencias pareciesen de mala calidad. Para compensar esto, Diderot empezó por cambiar su silla por un sillón, luego compró una nueva mesa, cuadros y otras cosas. Al final terminé redecorando su casa para adaptarla a su nueva bata.
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Este tipo de espirales de consumo son muy habitables hoy en día y las tiendas lo aprovechan de diferentes formas.
Este tipo de espirales de consumo son muy habitables hoy en día y las tiendas lo aprovechan de diferentes formas. Lo más habitual es hacer con ventas cruzadas, por ejemplo hay comercios que hacen combos con sus productos como: un portátil e inmediatamente la agregación un protector y un mause.
La mayoría de las veces las personas no somos conscientes de este efecto y por eso caen en el son fáciles, sin embargo, existen unos mecanismos para que puedan disminuir estas compras compulsivas.
Consejos para evitar el efecto Diderot
Una forma de parar este efecto es evaluar hasta qué punto se ve dominado y condicionado por sus pertenencias. ¿Dictan lo que eres? ¿Quien eres sin ellas? Una vez analizado esto le diremos unos consejos para disminuir las ansias consumistas, según el medio ‘Querido dinero’.
1. Pregúntese si realmente es necesario ese objecto o si ya lo tiene, después puede dejarlo en su lugar y darse unos días para pensar. Si al cabo de 10 días sigue queriéndolo, puede comprarlo.
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2. Si se realizó el paso uno y no pudo contenerse, es necesario que anticipe estos comportamientos y limite el acceso que tiene a sus ahorros o tarjetas. Además, puede pedirle a alguien que lo acompañe a comprar y le diga si está siendo razonable o no.
3. Para detener estas compras compulsivas ayuda hacer un presupuesto de gastos mensuales o ponerle un límite a la tarjeta de crédito conocida.
4. Si tiene un problema de gas incontrolable, una opción es establecer plazos en los que no pueda comparar y otros en los que sí. Esto hará que piense dos veces en la verdadera necesidad de hacer una compra y evitará hacerlo por impulso.
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